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jueves, 19 de noviembre de 2009

El Cuy cumple 30 Años !!!

Un día como hoy 19 de noviembre el Santoral de la Historieta Peruana recuerda la aparición de un singular roedor de ojitos azules pero de modales y alma popular, en el Semanario "La Calle". Cuenta la leyenda que ni bien nacido de la pluma de Juan el simpático, hipocondríaco y militante Cuy se paseo por la redacciones de El Comercio y La Prensa del año 1977, pero al parecer ya la redacción estaba llena de roedores y no entraba ni uno mas.
Lo cierto es que el Cuy inició su andadura tratando de convencer a Humberto que no era un ratón sino un Cuy (Conejillo de Indias, Cuyo,Curiel,Cuilo,Cuye o Cui)ademas que tenía mucho por decir. De hecho el personaje se convirtió en interprete de la juventud y las voces que trataban de propiciar la salida democrática ante el gobierno militar de la época. Pero dentro de esa mezcla de radiografiar a una incipiente izquierda progresista , encontraba tiempo para mostrar su lado mas atávico y conservador en sus relaciones sentimentales a pesar que mostraba su sexo libre. Este contrapunteo provocaba situaciones muy humorísticas, como la oposición entre el pragmático y reservado Humberto y el desbordado Cuy, con el tiempo y los aires democráticos en el país el personaje fue evolucionando, y como todo Cuy que se respete tuvo varios hijos con la Pericotita ,dejo de salir en "La Calle" el 3 de marzo de 1980, publicó su primer recopilatorio !Hola Cuy¡ en 1981 y al siguiente año lo conocimos en El Club Nazca de la Historieta en nuestro primer local de la calle Clement en Pueblo Libre.


Y en este año que Juan Acevedo su creador celebra los 30 años del Cuy, 40 de carrera profesional como historietista pudimos con muchos colegas, y admiradores de su entrañable trabajo entregarle el 12 de Setiembre (Día de la Historieta Peruana) el premio "Serrucho y Volatín" para hacerle patente el cariño que le tenemos a su obra y el orgullo de llamarlo nuestro Juan Acevedo. Pero la celebración continúa porque Juan estará abriendo la Feria del Libro Ricardo Palma, honor que anteriormente tuvo Quino en la FIL de este año, en su coincidente 30ava versión y presentará el 27 de noviembre el libro "Aventuras del Cuy" editado por Contracultura, un libro de más de 200 páginas y con prólogo de Rafo León.

Felicidades querido Cuy !!

Las primeras páginas del El Cuy de Juan Acevedo.


Ver además.
El Blog del Cuy.
Juan Acevedo en la Wiki.
Cholín en Perú 21.
Juan Acevedo por Patricia del Río.
Juan Acevedo por Jorge Bruce.
Juan Acevedo, Martín Tanaka.
Personaje de Juan nombrado bibliotecario.
Auditorio JULIO RAMÓN RIBEYRO-8:30 – 9:30
Viernes 27 de noviembre
Presentación de libro conmemorativo por 30 Aniversario
Todas las aventuras del Cuy de Juan Acevedo
Participan: Rafo León, Fernando de Szyzlo
Organizan: Librería Contracultura, Cámara Peruana del Libro


Alguna fotos de Juan y el Cuy en RPP hoy.

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miércoles, 11 de noviembre de 2009

Hoy un personaje de historieta peruana será declarado bibliotecario


Cholín, el personaje de la ultima historieta de Juan Acevedo, perdió su casa, el personaje que aparece en Perú 21 efectivamente fue desalojado, por suerte condolidos de su suerte los bibliotecarios del Perú, los reales no los de ficción, se pusieron las pilas y aparte de nombrar a Cholín como miembro de su asociación, le consiguieron una casa hecha de libros.

Por supuesto es un hecho inédito por estos lares, y es un reconocimiento a la labor infatigable de Acevedo que este año cumple ya con 40 años en esta brega de hacer historieta en el Perú, por eso fue justamente homenajeado el 12 de Setiembre, el Día de la Historieta Peruana, su labor continua, su infatigable ganas de enseñar, y la creación de personajes como El Cuy, La Araña NO, Orateman, y otros demuestran su vigencia y proyección como un eje de la cultura popular de estas pasadas cuatro décadas.
Dentro de unos minutos y espero que nos disculpes Juan por no estar junto a ti en este hito historietistico, en la Biblioteca Nacional, a las 3 de la tarde, la comunidad bibliotecaria, con su Colegio de Bibliotecólogos al frente, le darán un título honorífico, el primero que recibe un personaje de historietas en el Perú. A las 4 p.m., le darán ademas una casa hecha de libros, la misma que será techada en trabajo comunal por los bibliotecarios y público asistente.
Por supuesto la invitación es para todos, el acceso es libre.

Upgrade:
Luís Freire ,habla sobre el título de bibliotecario de Cholín.
"Cholín, príncipe de las letras"

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viernes, 31 de julio de 2009

Un toque de Maldad (sobre Ciudad de los Reyes) por Jorge Bruce

El reconocido Psicoanalista y Comunicador Social Jorge Bruce, aplica sus técnicas psicoanalíticas y su admiración por el trabajo de Juan Acevedo para entregarnos este muy interesante análisis de la obra Ciudad de los Reyes.

Lo primero que salta a la vista en esta colección de 100 dibujos que Juan realizó entre el 69 y el 81 es su pertinencia, su perturbadora actualidad. La verdad, desde el punto de vista del avance de nuestra sociedad, hubiese sido preferible que ya sean obsoletos y nos quede sobre todo su extraordinaria calidad gráfica, ese trazo sombrío, elegante y preciso, en donde la estética funciona como lo que Freud llamaba la prima de seducción, es decir ese placer que nos ayuda a tolerar el impacto brutal de la verdad contenida en estas obras. Ese impacto nos sacude y conmociona, nos despierta como un cachetadón. Nos hace reír, pero es una risa un tanto agria y de circunstancias. Ese humor tan percutante no relaja ni es tierno, a diferencia de otros trabajos del autor, que se caracterizan por esa humanidad entrañable, a lo Derzu Uzala, como los personajes del cuy, que ya pertenecen al imaginario nacional. Este es un humor agresivo, implacable, a lo Swift. Pero Juan lo explica mucho mejor en la introducción que ustedes podrán leer en esta oportuna y necesaria reedición de Ciudad de los Reyes.

Esta visión descarnada nos hace atravesar el fantasma, como diría Lacan. El fantasma en cuestión es el de un país en donde cada quien tiene su lugar. En donde las jerarquías están rígidamente establecidas y nadie debe salirse de esos linderos fijados por la tradición, la historia, la cultura, pero también de manera más trivial y cotidiana por las reuniones sociales, por los autos y las casas, por la ropa y los modales. En suma, por la ideología. Todo eso que Pierre Bourdieu llamaba la distinción. El problema es que a pesar de que han transcurrido 28 años desde que se publicó el último, son tan actuales como si Juan los hubiese dibujado esta mañana. El fantasma sigue operativo porque continúa siendo funcional para el sostenimiento de esa sociedad ficticia, imaginaria, de relente colonial.

Su amigo Quino ha declarado en Lima que él es un periodista que dibuja. Está claro que esto se aplica también a Juan. Yo agregaría que ambos son creadores que se expresan a través del dibujo, sin dejar de hacer análisis y crítica social. El maestro de periodistas Juan Gargurevich comenta hoy en su columna del diario La Primera que hay cuatro grandes dibujantes peruanos que pertenecen a ese rubro de periodistas que dibujan: fuera de Juan, Heduardo, Alfredo y Carlín. Juan ha respondido, con modestia, acerca de la vigencia de este libro, que hay, por ejemplo, una serie de militares que ya no son protagónicos en la vida nacional, en una entrevista que le hace María Luisa del Río, publicada hoy en la revista Somos. Pero tengo mis dudas. Los elementos autoritarios siguen ahí, con o sin uniforme, algunos de ellos en los cargos más altos del Estado, aguardando su oportunidad. En algunos casos, ya ejerciéndola con descaro, a fin de mantener los índices de corrupción y control que llegaron al paroxismo en la década del fujimontesinismo. Y en todo caso, influyendo para favorecer su retorno.

A mí siempre me gustó esa vena feroz, despiadada, clínica, se diría, de ese Juan. Un cirujano no se puede compadecer del tumor, sí del paciente. Lo mismo se puede decir de la psicopatología hallada por un psicoanalista. A veces es preciso usar el bisturí y Juan, en estas páginas, lo usa con denuedo. Me identifico con el carácter de desenmascaramiento de estos trabajos, que a alguna gente le parecía amargo, resentido y hasta envidioso, por no decir odioso. Puede ser. Pero esos afectos, con los que Juan hace resonancia, para él y para nosotros, ya sea que nos desagrade o reconforte, están en el seno de nuestro vínculo social. Por eso, muchos de los trabajos parecen páginas de sociales de las revistas o periódicos de hoy. Pero con un añadido. En esas páginas aterradoras –en las que he salido yo mismo más de una vez pero procuro evitarlo cada vez más porque me hace sentir ridículo y temo aparecer algún día en una de las caricaturas de Juan, cosa que ya ha ocurrido, pero con cariño y no quiero salir en el lado equivocado- los personajes están mudos, por definición: son fotos cuidadosamente encuadradas para que salga quién debe salir, y están, naturalmente, en silencio.

En cambio en los dibujos de Juan escuchamos lo que dicen y hasta lo que piensan. Ahí es donde se infiltran esa vaga sensación de incomodidad, esa bruma angustiosa, ese desasosiego. Es como ese viejo programa de televisión que se llamaba High Life, “el programa chic de la televisión”, que venía acompañado de un impresionante solo de bongós con un fondo de alguien esquiando en Ancón, me parece recordar. La revista Dedo Medio le da la vuelta al recurso de las páginas de sociales pero en una nota chonguera, dedo en ristre. En cambio estas instantáneas son de una veracidad que nos confronta con lo que esas páginas de revistas o periódicos continúan mostrando, imperturbables, en cócteles, matrimonios, recepciones o inauguraciones de exposiciones de arte. En donde están los que deben estar.

En todas esas situaciones la edición selecciona no solo a los personajes fotografiados, para que resalten los más encumbrados, los más exitosos, famosos o poderosos del momento, sino que excluye cuidadosamente a todos aquellos cuya presencia haría añicos la ilusión de un mundo estético y aséptico, regido por unos estrictos y estereotipados cánones de lo que es bello, poderoso, hegemónico. Un mundo de gente linda, elegante, rica, blanca, cool. Los que son. Los mil. La GCU. Ese es el fantasma al que aludía antes.

Juan se encarga precisamente de hacer añicos esa ilusión, mostrando el lado obsceno que se había procurado ocultar. Como en el título del libro de Rolando Arellano, que parece un comentario inconsciente al de Juan, esta es la ciudad de los Reyes y de los Quispe y los Mamani. Irremediablemente. Aquí los Reyes no están solos. Aunque aparezcan sin esa perturbadora compañía de la choledad en algunos dibujos, sus pensamientos, sus palabras los delatan. El otro es omnipresente, como lo reprimido retorna siempre, así sea a nivel inconsciente.

Sin embargo, en la entrevista que le hace María Luisa, Juan advierte que su visión ha cambiado en algún sentido. Ha descubierto que también en los sectores populares se encuentran afectos negativos, cómo no. “Que el pueblo, son sus palabras, también es corrupto y que la corrupción atraviesa todos los estratos sociales y está en cualquier persona”. Qué mejor prueba de esta afirmación que el comportamiento de los policías, por ejemplo. Pero también de los choferes de combi o de 4 x 4 que coimean a esos policías. Ese podría ser el tenor de un nuevo conjunto de dibujos de Juan, en esta ciudad de los reyes, los pajes y los escuderos. Cómo la anomia ha ido ganando terreno y percudiendo todo el tejido social. Cómo el racismo y el clasismo siguen activos y operativos, clasificando, desdeñando, organizando nuestra convivencia, administrando el malestar en la cultura.

Acaso eso es lo que les confiere tanta fuerza a estos dibujos, a los que de inmediato reconocemos. Sin necesidad de que los personajes representados sean figuras identificables –en algunos casos lo son- tenemos la nítida impresión de que los conocemos, sino en persona, con seguridad de vista.

Y sin embargo, muchos de ellos no representan a alguien en particular. Sucede que están captados con tal efecto de verdad, son estereotipos tan bien logrados que juraríamos que existen, que están vivos, que están aquí, en la FIL, buscando libros que los ayuden a mantener activa esa distinción a la que aludía Bourdieu.

En su introducción Juan alude a aquello que a los personajes excede. Eso me interesó. Eso que en los personajes habla a través de ellos: eso habla, dice Lacan, ca parle. Es una evidencia que trasciende las identidades individuales, reubicándolas. La sensibilidad militante de Juan hace de esta recopilación un registro minucioso de una mentalidad, de una época, de una política, pero no con el carácter de archivo que tendría el trabajo de un historiador o un sociólogo, ni tampoco con la búsqueda de claves inconscientes que guiaría a unas interpretaciones psicoanalíticas que buscaran descifrar comportamientos sociales como el racismo o la exclusión en cualquiera de sus variantes socioeconómicas, así como sus respuestas rebeldes, inconformes, resistentes, que están presentes en las actitudes de algunos personajes del libro, en ciertos dibujos, pero lo recorren en todas sus páginas.

No obstante, el trabajo de Juan tiene algo de todo eso, con el añadido de la mirada del artista y el humorista.

Permítanme referirme para terminar a otro concepto psicoanalítico que, a mi parecer, permite dar cuenta del estupendo trabajo que Juan vuelve a presentarnos hoy. Se trata del Hecho seleccionado del psicoanalista inglés Wilfred Bion. “Este término fue utilizado inicialmente por el matemático Poincaré, quien pensaba que los hechos que la ciencia selecciona como valiosos, son aquellos que armonizan y dan coherencia a hechos conocidos que previamente se hallaban dispersos y sin ninguna relación entre sí. (…) Bion utiliza el concepto matemático para describir el “hecho” que el psicoanalista tiene que experimentar en el proceso de síntesis. Un hecho seleccionado es una emoción o una idea que da coherencia a aquello que está disperso e introduce orden en el desorden. El hecho seleccionado es el nombre de una experiencia emocional, la experiencia emocional de un sentido de descubrimiento, de coherencia. El nombre del elemento, que parece vincular los elementos que no habían sido vistos antes como relacionados, es usado para particularizar el hecho seleccionado.” (Lía Pistiner de Cortiñas).

Para mí, este trabajo de Juan funciona como el Hecho seleccionado de Bion. Privilegia un aspecto de la ideología hegemónica de una época de nuestra sociedad, que en muchos sentidos sigue vigente –ya se sabe que las mentalidades son las más renuentes al cambio, por detrás de los sistemas económicos o políticos; la prueba es que ya no tenemos dictadura militar ni populismo y sin embargo las lacras son esencialmente las mismas: racismo, autoritarismo, clasismo, desigualdad, corrupción, etcétera. Por eso, la mirada de Juan funciona como ese hecho seleccionado que organiza nuestra percepción de todo lo que nos falta combatir para transformar nuestra patria en un lugar más amable, más tierno, menos despiadado y excluyente, como en otros trabajos que publica Juan. Pero estos, los de Ciudad de los Reyes, son el testimonio de esa experiencia emocional que sintetiza y da coherencia a un mundo que la ideología quisiera mantener sumergido, solapado, excluido. Y que Juan trae a nuestra percepción y nuestra memoria para que no nos dejemos adormecer.

Lamentablemente, lo reitero, no han perdido un ápice de su inquietante extrañeza y, al mismo tiempo, familiaridad. Son más necesarios que nunca. Gracias Juan por hacer sonar la alarma y por hacerlo con calidad artística, humor, inteligencia y honestidad.



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lunes, 27 de julio de 2009

Juan el Profeta


Agradecemos a la periodista Patricia del Río por facilitarnos este articulo inteligente y divertido que da luces sobre la obra de Juan Acevedo y en particular sobre el libro "Ciudad de Reyes" un libro que releido en esta época tiene tanto de premonitorio, como coincidieron Patricia del Río como Jorge Bruce, como también es un recordatorio de cuanto no hemos cambiado.
Gracias Patricia.

Juan, el Profeta.
Patricia del Río



Un día apareció el cuy en la famosa serie de tv. South Park, luego fue protagonista de un comercial de banco. Ahora resulta que va a ser estrella de una megaproducción de Hollywood. Nada que hacer, Juan Acevedo es un visionario. La vio hace años y hoy el cuy es mundialmente famoso. Debería cobrar regalías.

En eso andaba pensando la otra tarde, cuando Juan me llamó a pedirme que presentara su libro, Ciudad de los Reyes, casi choco de la emoción. Me puse feliz, me sentí honrada y segundos después me entró un sincero ataque de pánico. Pensaba ¿qué puedo yo decir del trabajo de un hombre que reune todas las cualidades de las que yo carezco? Juan dibuja magistralmente, es capaz de resumir un tremendo rollo en pocas palabras y encima nos hace reír. Yo, no. Tres veces no. Cuando me estaba aterrando, sin embargo, descubrí que las virtudes de Juan no se alejan mucho de las que exhibe mi hijo Adriano de solo año y medio. Mi enano hace unas obras de arte con sus crayolas, es capaz de expresar todo su mundo en unas cuantas palabras, (entre las que predominan yo, mio y solito), y créanme que me hace reír todo el santo día.

Por ahí no va, me dije. Tengo que descubrir por qué admiro profundamente el trabajo de Juan, por qué disfruto todo lo que cae en mis manos que tenga su firma, por qué, como les ocurre a ustedes probablemente, después de leer – mirar sus dibujos me quedo con la sensación de que yo sería incapaz de hacer algo parecido.

La respuesta la encontré leyendo esta magnífica edición de La Ciudad de los Reyes. Les cuento.
El libro tiene una característica peculiar: antes de empezara disfrutar de las viñetas, nos recibe un texto introductorio en el que Juan explica muy descriptivamente lo que vamos a leer: se trata de 100 dibujos seleccionados de unos 400 que publicó entre 1969 y 1981. Juan, además, se toma el trabajo de explicarnos cómo fue recopilando las barbaridades que solemos decir en las calles para discriminar, para diferenciarnos del otro que nos resulta tan peligroso, para sentirnos mejores que el vecino y las fue plasmando en dibujos.

Advierte, en un tono bastante serio, que también hay dibujos que hacen referencia a situaciones políticas específicas, en las que a él le interesa rescatar los comportamientos tipo de determinados actores que otros podían repetir. El texto termina con la firma Juan Acevedo, y la fecha: julio de 1983.

Han pasado 26 años, pensé. Lo que reflejan estas páginas ocurrió cunado yo todavía jugaba con barbies y aprendía a bailar la coreografías de John Travolta en Grease. Mi memoria política de esos años se reduce a un juego que habíamos inventado con mis primos, que se llamaba toque de queda, en el que a determinada hora todos debíamos correr hasta treparnos a un triciclo y el que quedaba fuera era acribillado por mi primo mayor, vestido de soldado. ¿Qué me pueden decir a mí estas páginas? ¿Qué pueden encontrar en ellas personas de mi generación o menores?

Si bien la respuesta la tiene que encontrar cada uno en ese acto tan solitario y sagrado que es leer un libro, yo les puedo adelantar que lo que tienen en sus manos no son las típicas viñetas de una historieta o del humor gráfico. Este libro tiene 100 obras de arte, 100 dibujos que con un trazo escalofríantemente limpio y complejo logran traducir, junto con las afiladas frases que los acompañan, la mentalidad de una sociedad que se resiste a humanizarse.

Que lucha contra la posibilidad de ver al prójimo, de reconocerse en el otro. Los reyes de la ciudad de Juan Acevedo son duros y despiadaos. Son racistas y déspotas. Son hombres que golpena a sus mujeres, viejas a las que les apesta la cholería, militarse listos para reprimir, empresarios diseñados para la explotación, maestros pisoteados por el Estado, comunistas perseguidos por sus ideas, mendigos que exhiben su miseriaante la indolente mirada de los que todo lo tienen. Son, al fin y al cabo, personajes de una sociedad en la que la iguladad se ha vuelto un bien inalcanzable y la diferencia una excusa para sospechar del otro. Para atacar al otro, para golpear al otro.

Cada uno de estos dibujos, como sabemos, nació en las páginas de los periódicos y revistas de actualidad que probablemente son los documentos que tienen la vida más corta de todos los que producimos, sin embargo, ocurre con ellos una paradoja que ustedes ya deben estar imaginando: los dibujos no solo no han envejecido, sino que leídos 30 o 40 años después de haber sido creados, uno descubre que son premonitorios.

Me explico: la lectura más rápida es que Juan ha sido tan perceptivo y genial que logró plasmar perfectamente las características más vergonzantes y vergonzosas de nuestra sociedad en sus dibujos, y como esta no ha cambiado nada, como nuestros problemas no se han resuelto en lo absoluto, el libro puede reeditarse un cuarto de siglo después y cobra nuevamente vigencia y sentido.

Yo, sin embargo, les propongo otra mirada: en la Ciudad de los Reyes Juan no plasmó hace 25 años la sociedad que éramos, sino la sociedad en la que nos podíamos convertir. Juan Acevedo, así como todos los que hacen del humor un arma, usó la ironía, la sorna, la irreverencia no solo para reflejar lo que ocurría en determinado momento, sino para llevar al extremo las posibilidades del alma humana para desnudarla, para mostrarnos en un espejo, no lo que somos, sino aquello en lo que nos podemos convertir.¿No es la caricatura acaso una exacerbación de nuestros defectos y cualidades?

Juan dice, en una conmovedora carta al lector que cierra su libro, y que es lo único que se ha escrito en este siglo, que al comienzo nadie entendía su trabajo porque él no quería que la gente se riera, simplemente, sino que también pensara. Yo no sé qué pensaron quienes lo leyeron allá por 1983, yo en esa época leía una melcocha llamada Susy secretos del corazón, así que estoy desautorizada para hacer ese análisis.

Lo que sí les puedo asegurar es que HOY la ciudad de los Reyes no los va a hacer reír. Y no porque no sea magistral. Y no porque algo haya envejecido en ella. No los vas a hacer reír, porque no es gracioso saber que tuvimos más de 25 años para cambiar los destinos de una sociedad que se ha construido sobre la base de la desigualdad y la falta de oportunidades para todos y no hicimos mucho, o nada, al respecto.

No tiene nada de gracioso, ver en los dibujos de Juan una profecía autocumplida. En ellos está el anuncio de la violencia que traería sendero, está los datos que explican como la represión militar desapareció a miles de quechuahablantes de la faz de la tierra sin que en Lima nos inmutáramos, en sus dibujos están Bagua y sus 25 muertos, las playas de Asia y sus tranqueras infranqueables, está la situación paupérrima de nuestros maestros que es la situción paupérrima de nuestra educación.

En sus páginas está todo lo que pudimos evitar y no lo hicimos. Por eso es imprescindible comprarlo, leerlo. Para mirarnos, para saber, para que no se repita.

¿No les dije yo que Juan era un visionario?
Gracias Juan.





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Juan Acevedo por Patricia del Río


La Premonición en el Humor de Juan...
"En la Ciudad de Reyes , Juan no plasmo, hace 25 años, la sociedad que éramos, sino en la sociedad que nos podíamos convertir"

Los primeros diez minutos de la intervención de la periodista Patricia del Río hablando sobre el trabajo del maestro Acevedo durante la presentación del libro "Ciudad de Reyes". El texto de su intervención espero que pronto lo podamos subir pues bien merece ser una referencia estimable sobre el trabajo humorístico de Juan Acevedo.

Gracias Carlos Tovar.
Desde Libertad Periodística, no invitan a ver un vídeo mas en extenso de la presentación.

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sábado, 25 de julio de 2009

Juan , Quino y Mafalda


Una onda bien bacán recorre el animo de los artistas nacionales, en gran parte debido a la presencia de Quino en el país, pues como en algún momento lo mencionara él representa la figura epítome que cualquier autor gráfico seguramente o secretamente tiene como meta, es decir ser reconocido y tu opinión respetada, este venerable artista quien a sus 77 años o quien a pesar de sus 77 años aun mantiene vigente la esperanza de mejora el mundo con humor ha dejado una lección que quedara grabada por siempre en los artistas nacionales; COHERENCIA. Y podríamos hacer seguramente muchos post al respecto, y seguramente iremos intercambiando opiniones en lo sucesivo, hoy por suerte tuve el inmenso honor de ver y escuchar juntos a dos grandes Joaquín Lavado y Juan Acevedo, confieso que cuanto me toco hablar delante suyo mi cabeza daba vueltas y quizás podría haber sido en vez de una pregunta ordenada , interesante inteligente un graznido .Por suerte tenia no solamente a dos grandes sino a dos persona entrañables que tuvieron paciencia para contestar mis impertinencias. Sé que rompo el común del estilo del blog en cuanto a información pero , vamos, hoy mi corazón de fan traicionó cualquier razonamiento y moderación (digamos en mi defensa que la ocasión lo meritaba) fue quizás el equivalente de ver tocar juntos a los Beatles en vivo en la sala de tu casa.
Fue maravilloso...permítanme solo hoy día mis queridos lectores de LaNuez cometer un pequeño pecado de vanidad y mostrarles las pocas fotos que pude obtener de ese encuentro, con el agradecimiento a la Cámara Peruana del Libro, a Benjamín Corzo de Contracultura esta mañana inolvidable, para este maravillado fanático de su arte.

"El Pisquino", gran ocurrencia del Salón del Humor Grafico con Rocío Oyanguren a la cabeza, Pepe San Martín, Omar Zevallos , Julio Carrión Karry y Javier Prado. Quino, sincero como el solo al ver las botellas de Pisco Peruano Quebrante y Acholado nos dijo que no podía recibir el obsequió por que ya tenía serias dificultades para hacer maletas con todos los regalos del publico peruano, fue ahí donde entonces sugerimos llevarnos el Pisco puesto.Más tarde en el restauran Tanta advirtió el nombre del licor que era "PisQuino" y celebró la ocurrencia y al menos comentó que haría lo posible de introducirlo en sus maletas, mientras la mesa sugería formas de pasar de contrabando nuestro licor de bandera.


En algún momento Gastón Acurio se dio un tiempo para conocer y saludar a Quino.

Quino y Juan intercambiando opiniones sobre humor, política y recuerdos...

Al finalizar la platica entre colegas, salieron las cámaras a relucir (hubiera sido un pecado de tontería no obtener una foto de este encuentro) el detalle es que a Quino no solo le gusto la comida peruana sino que también se pidió específicamente una Cerveza Cuzqueña.

Benjamín Corzo de Contracultura junto a Quino

Pepe SanMartín y Rocío Oyanguren (gracias Rocío por la buena onda)

Finalmente yo mirando a ver si alguna vez aprendo a ser la mitad de lo genial que es este gran señor. Gracias Quino.

Como quien extiende el arco iris de una tarde a una noche estrellada Juan me envió el Love Story que debe estarse imprimiendo en el Fundo Pando en estos momentos y que hoy nos engalanamos en tener de primicia (gracias Juan) donde agudo como siempre habla de actualidad política y hace un homenaje al maestro QUINO.
Gracias QUINO, gracias JUAN


Hoy ademas por suerte Juan nos recibe a las 7pm. en el auditorio Blanca Varela junto a Patricia del Río y Jorge Bruce par presentarnos la re-edición de su libro Ciudad de los Reyes publicado por la Editorial Contracultura, espero que estamos todos nuevamente juntos para celebrar el arte.
Gracias. gracias, gracias


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jueves, 11 de junio de 2009

Juan opina


Absolutamente claro, Juan Acevedo opina sobre los problemas en el Oriente peruano.

Algunos años después, al tomar una revista del Llanero, encontré que a Toro le habían cambiado de nombre, allí era Tonto. Tal vez fue la primera vez que un cambio de nombre me supo mal (después ocurrió con algunas calles, por obra de los alcaldes). ¿Por qué Tonto? ¿Alguien había traducido mal? ¿Quién era el ignorante que no sabía que el nombre de siempre era Toro? Es que, además del cambio, Tonto me parecía un nombre indigno para el indio Toro, que tan leal era con el héroe de la historieta.

Ahora resulta que a los indios de la amazonía también los presentan como a tontos. Resulta que el indio es sano pero los bolivarianos lo corrompen. A ver si se dejan de monsergas, cretinos. Los occidentales no son los civilizados listos y los indios los salvajes crueles o inocentes, casi pánfilos. Son culturas distintas, eso sí, y conviene a todos que comiencen a escucharse y respetarse.
Juan Acevedo, El Diario del Cuy de Hoy



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viernes, 5 de junio de 2009

Historia de la Araña NO, contada por su autor


La arañita comenzó a vivir en el verano de 1987. César Hildebrandt me había llamado unas semanas atrás para que me encargase del suplemento “¡No!”, de la revista “Sí” que estaba por nacer. Carlos Maraví era el dueño de la publicación, el hombre que ponía la plata para un proyecto ambicioso: Tener una revista importante. Las oficinas estaban en el edificio de Capeco. Allí encontré a gente que conocía de otras aventuras periodísticas, como Ricardo Uceda, Toño Cisneros, Víctor Hurtado… Pero no conocía a la mayoría de reporteros, jóvenes, una nueva generación, chicas bonitas, y también jóvenes que bailaban al son de Los Prisioneros, como Oscar Malca, o veteranos fogueados en el periodismo de investigación como Edmundo Cruz. Hildebrandt estaba convocando a un equipazo, dispuesto a crear la mejor revista nacional. No era una tarea fácil, estaba la consolidada “Caretas” con su estilo ágil y su toque de creatividad y buen humor.


El proyecto me pareció un desafío también en términos personales. Mis experiencias colectivas anteriores se habían dado en publicaciones de las que uno se sentía dueño, aunque en rigor no lo fuese: “Monos y Monadas”, “Marka”, “La Calle”, “El Diario de Marka”, “El Idiota”… Uno caminaba en sus locales como si fuera su casa. En “Sí” la empresa era de Maraví, a quien no veíamos con frecuencia ni era, claro, uno de los nuestros, sino un empresario exitoso. Esos guachimanes bien armados que cuidaban el local y a Hildebrandt tampoco eran de los nuestros, no los habíamos tenido jamás en los otros trabajos. La empresa Río Blanco, que editaba “Sí”, era una empresa capitalista y eso me pareció interesante, había que aprender a desempeñarse en ese marco.
Trabajar con César Hildebrandt, haciendo una revista de humor, no era lo que se dice algo “ligth”. Con el suplemento “¡No!” él tenía una relación en dos tiempos: No se metía mientras lo elaborábamos, pero en cuanto se publicaba me llamaba a la dirección y atacaba sin piedad casi cada producto. Mi tarea era defender el trabajo de mi gente. La edición, felizmente, comenzaba lejos de la revista, nos reuníamos en mi casa y de allí cada uno partía a dibujar o escribir en su casa. En la relación con Hildebrandt hubo muchos momentos tensos, pero, con todo lo dicho, nos dejó hacer y eso se agradece.

La Araña No debe su nombre al suplemento “¡No!”. Quise un personaje que representara al suplemento, pero no sabía qué sería, si un perro, gato, persona o cosa. Estaba en esas cuando una arañita, de las que llaman papamoscas, saltó entre los libros que tenía sobre el escritorio y decidí que el personaje estaba allí, sería una araña. La dibujé como una pelota negra con patas, más fácil no podía ser. Acordamos con Pepe Sanmartín que él utilizaría la figura de esta arañita en la diagramación y en viñetas de humor que aparecerían dispersas en la publicación. Yo la haría en historieta. Lo de PP duró cinco ediciones, mi historieta duró cuatro. Después la retomé y se extendió varios años.
La Araña No sobrevivió a la revista “Sí”, y aún al diario “El Mundo”, donde estuvo en 1995. Las primeras aventuras se publicaron a razón de una página por semana, después subió a dos, y en “El Mundo” llegó a una página diaria. Puedo recordar ahora cómo nació, en la casa de Pueblo Libre, de noche. Vi durmiendo a mis hijos Juan Francisco y Gabriel, partí de ese cariño, como si la hiciese para ellos y para muchos niños como ellos…
Juan Acevedo


La Araña No, es ademas un libro recopilatorio que pueden encontrar por el momento en Librería Contracultura(AV. LARCO 986 MIRAFLORES) donde ademas podrán encontrar otras dos obras del mismo autor y mucho cómics mas.

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jueves, 28 de mayo de 2009

Entrebista a la Haraña NO y Rovin en Dedo Medio


Por: Frikiberto Nerdíguez
Tengo la sensación de que entre la gente de mi generación –los niños de los ochenta– eres incluso más popular que el Cuy. ¿Qué crees?

Araña No (AN): Eh, oh, uh… No me gusta echarme flores, eso es para figuretis como el Cuy, aunque, por respeto a la verdad, en esos años el Cuy ya no era el de las tiras diarias, no tenía ese fuego que le daba tener a una Izquierda Unida detrás, que obtenía un tercio del electorado, ni siquiera había un diario de izquierda…

Robin (R): No ce achike, gefe. Nosotros le ganamos al cui.
¡Robin! ¿Qué haces por aquí? Pensé que ya te habías independizado de tu “gefe”.

R: Cí, pero heso duro poco, loco. La Hacademia fué tomáda por los neoliverales y nos votaron a los eroes mas rradicales. entonses volbí como acistente del gefe nomas.
Araña, siempre andabas con una chica nueva. ¿Alguna vez te enamoraste de verdad? ¿O es que estabas casado con la lucha por la justicia?

AN: Qué muchachas… cuánto daría por volver a esos años… R: Polbo qe se ba, no buelve, gefe. Perdio el tienpo por la justicia. Llo ci me comi a barias
Este Robin sí que es un ejemplo para la juventud...

(La Araña No mira en silencio a Robin)
R: Cuñau, no ables asi quel gefe lo toma en cerio.

¿Robin no hubiera sido políticamente incorrecto en estos días? A mí me daban risa sus faltas ortográficas, pero ahora, después del incidente con la congresista Supa, me siento medio culposo cada vez que me río de sus “Hoyga, gefesito”.

AN: Robin es víctima de una educación defectuosa que padece el Perú hace mucho tiempo.

R: Tanta baina, gefe, igual puedo yegar al congrezo, i para la hortografia estan los acesores. Oe, Frikiverto, i tu no ceas tan culpozo, ¿hacazo nozotros discriminamos?

No, no, pero de hecho me refería a cuánto han cambiado los peruanos en todo este tiempo.
AN: Todo cambia todo el tiempo, como concluyó Thales.

R: Qe tales mentirosos, gefe. Ci heso fuera sierto, lla no nos reconoseriamos.
Asumo que siguen solteros.
AN: Dejé pasar buenas oportunidades. Pero no pierdo las esperanzas de encontrarme con mi media naranja…

R: Sera medio guindon, gefe. Llo, en cuamto conciga mindependensia me amarro, kreo qe ceria vuen padre.

En las viñetas podíamos leer comentarios tipo “Reloj, no marques las horas” o “¡La Araña No vota por la Izquierda Unida”. ¿Escuchabas esas voces?

AN: No escuché ninguna voz.
R: Ja, ja, no la varage, gefe, heso es ezqisofrenia…

Juan: Era mi voz, la Araña no la oía porque, entre nos, está muy cerca del autismo en su obsesión de luchar por el bien y la justicia.

(¿Quieres seguir leyendo? No seas sapo y busca tu Dedo N° 21 en el kiosco, grifo o supermercado más cercano)



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viernes, 1 de mayo de 2009

Digo yo: es bonito que te quieran (fotos de la presentación de libro de La Araña NO)


Ante un nutrido auditorio ayer Jueves se presento el libro recopilatorio de "La Araña NO", la primera sorpresa de la noche , la portada había sufrido un cambio, una de esas "cábalas del autor" había cubierto prudentísimamente a la Malagua Lila en la portada, por suerte en interior el personaje mantiene esa brillante desnudez con la cual apareció a finales de los ochenta, dicho esto Juan paso a recordar con todos, como buscando un personaje que identificara al nuevo suplemento humorístico de la revista "Sí" que se llamó "NO" estaba abocetando algunas animales cuando una pequeñísima araña casera cayo sobre la hoja donde trabajaba, fue ahí donde la araña lo pico y se convirtió en Spiderman...perdón me confundí de historia. Bueno como les decía ante la llegada de la araña sobre la hoja de papel Juan decidió hacerla la mascota del nuevo suplemento, claro notaran que de nuevo la cábala aparece en la vida de nuestro mas reconocido y entrañable autor de historietas, la cábala de hecho funcionó pues luego tuvo que firmar libros hasta bordeados las once de la noche, en todo momento rodeado de amigos, colegas y fans suyos que supieron retribuirle con mucho aprecio haber llenado con su pluma grandes momentos de su niñez y juventud. Grande en verdad Juan, grande.
Algunas vistas de la presentación.






"En La Araña No. Juan se desborda. Aparecen personajes de otros cómics, tanto suyos como ajenos; denuncia la organización mafiosa de los sindicatos de historietas trasnacionales; combina estilos en un mismo episodio; en fin, nos muestra hasta la imágenes del inconsciente de un personaje. Es este juego con los discursos el principal provocador del humor de Juan, es el juego que produce esa peruanísima ironía en medio de la cual sus héroes salen airoso.
Valga la perspectiva literaria no solo para sumergirnos en la naturaleza de la historieta, sino ante todo para celebrar que al igual que las novelas del siglo XIX, La Araña No pasa de ser publicadas por entregas semanales, ¡a ser publicada por completo en un libro"
Qué buena noticia para la Literatura".
Carla Sagástegui ("El amor por el Lenguaje", introducción del libro)


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