Emilio Camacho, comentarista político del diario La República, deja esos temas por un momento y con singular humor escribió un artículo, donde habla de este peculiar caso. Y claro menciona por alli mi nombre.
Superman vive en Pucallpa
sábado, 15 de julio de 2006
FORTALEZA DEL SUPERHÉROE QUEDA EN EL PERÚ • Según la historieta, el personaje ha trasladado su refugio a Pucallpa • Esta historia fue publicada el 2005 por la DC Comics.
Emilio Camacho.
Emilio Camacho.
Este fin de semana cuando asista al estreno de la última película de Superman, no se siente en su butaca por favor, no se lleve a la boca ni una sola canchita, por el contrario párese y proteste. Pitee en nombre de Pucallpa, nuestra Pucallpa, el verdadero hogar del superhéroe más famoso del planeta.
De lo poco que se ha visto del nuevo filme de Superman, queda claro que los productores y el realizador olvidaron un dato interesante: el Hombre de Acero ya no tiene su famosa Fortaleza de la Soledad en la blanquísima llanura ártica, ahora su refugio está mucho más al norte, en nuestro territorio, en un lugar lleno de huambrillos y huambrillas.
Pucallpa es desde el 5 de julio del 2005 hogar del Hombre de Acero. La mudanza se realizó gracias al guión de Mark Verheiden, y los dibujos de Ed Benes, siempre con la venia de DC Comics, la conocida editorial que publica desde 1938 las aventuras del encapotado de rojo y azul.
Dejó el Ártico
¿Y por qué escogió Pucallpa? No hay mucho que responder. Un ser superfuerte, que vuela a velocidades increíbles, que lanza rayos láser de los ojos, que tiene vista de rayos X, y que genera ganancias millonarias para sus dueños (solo con la película esperan recaudar 600 millones de dólares), puede hacer lo que le dé la gana, al menos en teoría.
Para los guionistas fue un poco más difícil justificar la presencia del superhéroe en el Perú. Para empezar se deshicieron del principal obstáculo: la primera fortaleza de Superman ubicada en el Ártico. Luego, buscaron un lugar lo suficientemente exótico, donde se bailara pandilla y se comiera juane, para convertirlo en el nuevo refugio del superhéroe, o sea nuestra Amazonía.
Y para redondear la faena crearon un villano made in Pucallpa. Así nació Black Rock (La Roca Negra), una charapa bastante proporcionada que le da una paliza al Hombre de Acero, luego de escaparse de una prisión del Callao. Los gringos no se enteraron, por cierto, que el penal de mujeres está en Chorrillos. Pero, bueno, muchas veces los gringos no se enteran de nada.
Mayas en Ucayali
Si bien los creativos de DC Comics hicieron su mejor esfuerzo para ubicar a Superman en un contexto parecido al peruano, se equivocaron en un enorme detalle. De acuerdo con la historieta, el refugio amazónico está construido sobre la base de ruinas antiguas, ni incas ni preíncas, antiguas y nada más.
Pucallpa fue elegida como su morada en lugar de su fortaleza en el Ártico. Nótese las cabañas dibujadas al fondo. Pues bien, la nueva casa de Superman es más parecida a una pirámide maya que a cualquier obra de nuestra antigua arquitectura. Nada de galerías Chavín, pirámides Kuélap o imponentes templos quechuas, para la dupla Verheiden-Benes es sencillo encontrar un templo maya en los bosques de Ucayali. También se les hace fácil presentar el Callao y Lima como ciudades llenas de techos de doble agua y rodeadas de cerros.
Este listado de inexactitudes no es nuevo. Los guionistas gringos frecuentemente inventan historias que ocurren en el Perú, pero que no guardan ningún parecido con nuestra realidad. El catálogo es extenso.
En febrero de 1988 el guionista Steve Englehart escribió para DC Comics una historia en la que presentaba un superhéroe peruano. Se llamaba Gregorio de la Vega, trujillano, gay y amante del béisbol como todos los peruanos en la mente de Englehart. Y en esta década, Cable, uno de los X-Men (llevados al cine por Brett Ratner) estuvo de visita en el Perú de la mano de Marvel Comics. Se alojó en una versión muy particular del Hotel Bolívar, paseó por la Plaza San Martín, y luego se fue a combatir a unos subversivos que habían liberado a su líder de una prisión chalaca.
¿Superman paga arbitrios?
¿Confundido? A estas alturas lo que debe preguntarse es cómo diablos se mudó Superman a Pucallpa sin que nadie se diera cuenta. Algunos incluso ya deben pensar en sacarle las medidas a la pirámide maya del superhéroe para determinar cuánto debe pagar de arbitrios y de predial.
Los que se lo toman con calma son los que saben. Los bichos raros que en el Perú se dedican a coleccionar, dibujar y promover una industria casi inexistente: la historieta. José Vilca, promotor de alguna de las más recientes experiencias en historieta peruana y dueño de un rincón conocido como la Comicteca, sabe que la presencia imaginaria de Superman en nuestro territorio es solo moda. “Se supone que Superman estaba en el Ártico porque era lo más parecido a su verdadero planeta, Kriptón, nada que ver con la Amazonía. La visión que tienen del Perú es equivocada. No nos conocen”, dice Vilca.
Habrá que creerle a este peruano cachetón, de carne y hueso. Su versión es más veraz que la de un superhéroe autoproclamado “de la justicia su defensor”, que anda volando en la imaginación de unos creativos poco avisados.
Dioses Incas en versión gringa
Así como Superman se vino al Perú, nosotros hemos migrado a los EEUU. Nuestro panteón de dioses incas y preíncas ha sido utilizado y ampliado al gusto de los creativos estadounidenses para incluirlo en el universo superheroico. Al menos dos personajes de DC Comics dependen de la magia andina. Jonni Thunder, una detective que recibió de regalo una estatuilla con la imagen de Illapu, el dios Inca del rayo, y una visión alternativa de la Mujer Maravilla, creada por el famoso guionista Stan Lee, que obtiene poderes gracia a la “diosa del sol” de los antiguos peruanos.
Ni nuestros curas se salvan. Hellboy, un personaje creado por el dibujante Mike Mignola y llevado al cine por Guillermo del Toro, lleva entre sus amuletos un crucifijo que perteneció a Luis Navarro, peruano, sacerdote jesuita y personaje de papel que mató 113 vampiros en La Oroya.
Fuente Diario La República el artículo esta aquí