No sólo le han dado alegría a la infancia y a la adolescencia de varias generaciones de jóvenes occidentales, sino que con sus hazañas han sido realmente capaces de cambiar el mundo. Neatorama, un popular blog de EE.UU., retomando un artículo de la revista estadounidense Mental Floss, cuenta cómo algunos cómics —y en especial sus famosos superhéroes— han influido en la historia de la humanidad. El post invita a seguir más de cerca a las historias de los cómics y declara, sin rodeos: «Si el hombre araña inspira a las decisiones de la justicia y si científicos de renombre copian invenciones del Pato Donald, ha llegado el tiempo de leer estos cómics con un poco más de de seriedad».
Stetson Kennedy |
Su influencia era tan fuerte —incluso entre las autoridades civiles— que, cuando el activista Stetson Kennedy (infiltrado en la organización para descubrir sus actividades racistas y ocultas) denunció las actividades terroristas de la asociación al gobernador de Georgia, no obtuvo ninguna respuesta. Fue por esto que Kennedy decidió contar las actividades clandestinas del Ku Klux Klan a los productores de Las Aventuras de Superman. Así, varios capítulos del programa de radio se dedicaron a la lucha de Superman en contra de una asociación de hombres encapuchados que recordaba mucho al Ku Klux Klan.
Los productores ridiculizaron los secretos de la organización y publicaron sus palabras clave. Superman, obviamente, derrotó a sus rivales encapuchados, pero también ayudó a poner fin a la asociación racista: en 1948, en menos de dos semanas, el reclutamiento de nuevos miembros se redujo significativamente y desde entonces la mayoría de los estadounidenses consideró al Ku Klux Klan como una secta de fanáticos.
Si Superman ayudó a debilitar una de las organizaciones más subversivas en América, Popeye ayudó a los estadounidenses a resistir la Gran Depresión de 1929. Hoy todos sabemos que la fuerza sobrehumana del legendario Popeye se debe a la enorme cantidad espinacas que come. Pero antes de 1930 esto no era tan claro para los lectores norteamericanos. Cuando la Gran Depresión golpeó a la economía de EE.UU., el gobierno trató por todos los medios de convencer a sus ciudadanos que reemplazaran la costosa carne de la dieta diaria con espinacas más baratas. La solución fue encontrada gracias a Popeye: se explicó a los estadounidenses que era tan fuerte porque comía espinacas y las ventas de los vegetales enlatados se dispararon en pocas semanas. Para los niños las espinacas (increíblemente) se convirtieron en el tercer alimento más popular después del pavo y los helados.
Imagen del gran blog DialB |
Parece que los superhéroes influenciaron también a la sociedad estadounidense. Probablemente sin el personaje de dibujos animados del Capitán Marvel Junior, nunca habrían existido Elvis Presley y el rock. Cuando era niño, el futuro "Rey" era un gran fan de ese superhéroe. Cuando, como adulto que decidió conquistar a los EE.UU., copió el peinado del superhéroe como modelo para el cabello, que con el tiempo se convirtió en el más famoso del siglo XX. Incluso su forma de vestir y los dibujos que aparecían en la ropa que Elvis llevaba puesta en los escenarios recordaban mucho a la vestimenta del capitán Marvel.
El Pato Donald, por otro lado, no es y no será un superhéroe, pero fácilmente podría ser un científico. De hecho —en 1966— el estudioso danés Karl Krøyer, que desarrolló el método para levantar barcos hundidos mediante la inserción de poliestireno, se vio negar la patente de este invento, ya que unos 22 años antes este procedimiento ya había sido imaginado en un cómic del Pato Donald, el famoso personaje creado por Carl Barks. En la tira de 1949, junto con con sus tres sobrinos Hugo, Paco y Luis, Donald levanta un barco hundido llenándolo con pelotas de ping pong a través de un tubo.
(francesco tortora / corriere.it / neatorama / puntodincontro)