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miércoles, 20 de octubre de 2010

Entrevista a Carlos Giménez, El Comercio

“Soy incapaz de inventar”

CONMOVEDOR, MORDAZ, POÉTICO E IMPÚDICO: UNA LEYENDA DEL CÓMIC MUNDIAL PARTICIPA EN LIMA DEL FESTIVAL MUNDO VIÑETA. EL AUTOR DE “PARACUELLOS” CONFIESA EL SECRETO DE SU OFICIO: SER SINCERO


Por: Enrique Planas
Miércoles 20 de Octubre del 2010

Es conocido mundialmente por su obra maestra “Paracuellos”, que recoge sus recuerdos de infancia en los colegios de Auxilio Social de la posguerra, en la España triste de Franco. Pero Carlos Giménez, la estrella de salones como el de Angoulême o Barcelona, el candidato al premio Príncipe de Asturias de las Artes, se considera, simplemente, un narrador de historias. “Soy un cuenta cuentos. Si no existieran las historietas, las contaría verbalmente”, dice a pocas horas de llegar a Lima para participar, al lado de su amigo y cómplice, el historietista peruano Juan Acevedo, en un ciclo de talleres y conferencias organizadas por el Festival Mundo Viñeta y el Centro Cultural de España.

En una historieta como “Paracuellos”, en la que se aprecia el trato tan cruel que se tuvo con los niños de la posguerra, sorprende ver cómo logra evitar los sentimientos de odio y plasma, más bien, ternura…
Cuando me pongo a escribir, quiero hacerlo con un máximo de sinceridad. Las historias de “Paracuellos” tienen momentos tristes, en ellas desarrollo la relación de los niños con los maestros y sus familias. Tengo un sentimiento de cariño y ternura hacia todos los amigos en el colegio. Y todo se mezcla cuando escribes con sinceridad. Además, el niño, a diferencia de los adultos, tiene la capacidad de salirse de la tragedia y ponerse a jugar. Los niños son graciosos, ocurrentes, tiernos. Todo lo que rodeaba ese mundo de castigos era la ternura.

¿Cuál es la línea que separa lo sensible de la sensiblería?
No me hago problemas de ese tipo. Cuando me pongo a trabajar, trato de coger la masa y procurar modelarla. Miro en qué forma puedo colocar las ideas una detrás de otra, para que tengan el sentido que busco. Y sale lo que ha salido. El resto corresponde, si quieres, a la casualidad, a la personalidad del autor, o a su forma de entender las cosas.

¿Es que no duda al construir una historia?
Puede que haya duda al definir qué es lo que quiero contar. Pero a la hora de contarlo, una de las cosas que me soluciona mucho la vida es el ceñirme a la realidad. Si doto al personaje de los defectos y las virtudes de una persona real, nunca entro en contradicciones.

Sin Franco, España vivió un gran cambio de costumbres. ¿Su obra “Sexo y chapuza” formó parte de lo que se llamó “el destape”?
No sé si parte, pero no se hubiera podido hacer si no hubiéramos estado en esa época en que podíamos dibujar las cosas prohibidas en la dictadura. En mis historias de “Sexo y chapuza”, hay muchas más historias de chapuza que de sexo. Revistas como “Playboy” me han pedido trabajos, pero nunca se adaptaron a mis historias porque no son de tías en pelotas. La desnudez es más para hacer reír que para enervar. El sexo es maravilloso para vivirlo, pero cuando se ve de fuera es muy cómico. Ver una pareja contra la pared, con los pantalones abajo y el culo al aire, da risa.

Así como “Paracuellos”, ¿cuánto de memoria hay en “Sexo y chapuza”?
Las cosas que cuento tienen siempre una base real. Soy incapaz de inventarme nada. Si me lo invento, no me lo creo. La calidad de la historia no está en lo que ocurre, sino en que tú te lo creas.

¿O es mi idea o en sus historias son los hombres los chapuceros y las mujeres las que salen bien libradas?
Siempre digo que yo voy con las chicas. Pero creo que somos igual de chapuceros hombres y mujeres. Lo que pasa es que conozco más el mundo del hombre que de la mujer.

¿Cuál es el secreto para dibujar mujeres tan seductoras?
No tengo ni idea. No soy un gran dibujante de mujeres…

No le creo…
Es verdad. Los hombres, cuando dibujamos mujeres, utilizamos estereotipos. Haciendo hombres, creo muchos tipos físicos. Haciendo mujeres, doy mucho menos.

SEPA MÁS
“PARACUELLOS” y las causas de la violencia
“Paracuellos” es un gran documento sobre el maltrato infantil en los centros de Auxilio Social. Una violencia que para el autor fue extirpada al desaparecer la dictadura franquista. “La verdad es que yo estaba en un colegio coherente con la España de entonces: un país que había salido de una guerra, donde todos habían matado o visto morir. Los ganadores fascistas eran muy violentos, había fusilamientos a diario, represión brutal y mucho miedo. ¿Cómo era la vida en ese caldo de cultivo? Pues en los colegios el maestro le pegaba al niño, en la casa el marido a la mujer, en la mili el sargento al soldado, en el taller el maestro al aprendiz. “Paracuellos” es una caricatura, no un retrato, de lo que era el resto de España”, cuenta Giménez.

MÁS INFORMACIÓN
Conferencia: “Revisión del tebeo y su entorno próximo”. lugar: C.C. de España, Natalio Sánchez 181, Santa Beatriz. día y hora: 21 de octubre. 7:30 p.m. Entrada: libre.

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