Por: José Puga
Imagine: un día compra un disfraz y un rifle con municiones. Luego decide entrar con mucho estilo por la puerta de un banco y asaltarlo a tiros, por puro antojo y flanqueado por sus secuaces. O, más bien, decide adquirir por Internet un atuendo algo extravagante (infaltable la capa) y, una noche, sale a barrer con delincuentes y violadores a diestra y siniestra aunque arriesgue su propio pellejo. Si decidiera ser el primero, sería un villano, si no, un héroe. En ambos casos, ¿no estaría algo mal del cerebro?
Es obvio que para llevar a cabo mejor su tarea de paladín de la justicia o de paria de la sociedad necesitaría un anillo mágico o la fuerza de mil hombres, o bien varios millones para comprar la tecnología más avanzada. Pero dejando los superpoderes de lado, las motivaciones que conducen al altruismo suicida o a la ambición más asesina son, como resulta obvio, puramente humanas.
Esta es justamente la labor de los psiquiatras de Broadcast Thought, institución estadounidense dedicada a analizar el perfil psicológico de los héroes y villanos del cómic. “Convertirse en uno u otro está relacionado con el crecimiento después del trauma sufrido. Luego de enfrentarse a una experiencia negativa, pueden encontrar un nuevo significado y cambiar el camino de su vida”, comentó el Dr. Praveen K. Kambam en una conferencia en el pasado Comic-Con.
Articulo completo vía El Comercio
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