viernes, 12 de septiembre de 2008

Primer día de la historieta peruana: una capitulación en viñetas



Viernes 12 de septiembre: primer día de la historieta peruana. Una fecha que merece vivir en nuestros corazones, desde hoy y para siempre. Finalmente, se quiebra un injusto período de latencia del noveno arte en nuestro país, y se da inicio a una nueva era. La viñeta anónima pasa a firmar su rendición, mientras toda América canta nuestro triunfo. Pero, en este punto, cabe cuestionarnos: ¿cuál es la real dimensión de nuestra alegría?


Más que un motivo de abierta celebración, una institución como esta representa un gran compromiso. Un compromiso de agradecimiento hacia el historietista nacional, aquel soldado desconocido que supo volcar su paciencia y entusiasmo en sendas viñetas, para regalarnos un boleto de ida, y sólo de ida, al que para muchos se mostraba aún como el lado oculto de la fantasía. Gracias a muchos de sus personajes, nos fue permitido explorar realidades imposibles y mundos alucinantes, de los que en cierta manera nunca pudimos regresar. Junto a ellos, como lectores, aprendimos a valorar el estoicismo de aquel artista proscrito, incomprendido, que no cesó nunca en su lucha en pos del arte (el arte de soñar), y que se desenvolvió en un medio por completo ajeno a la realización cultural y al afianzamiento de nuevas formas de expresión. Son ellos, los historietistas, nuestros verdaderos héroes.



Pero ahora, ¿cabe acaso esperar a que suceda algo más, pasada esta fecha? No lo creo: el fanático de la historieta no se caracteriza por ser un hombre paciente. Somos un pueblo de ánimo inquieto, mente voraz y creatividad furibunda, y sepan todos que estamos dispuestos a cualquier cosa, menos a esperar. Dejemos eso a los espíritus contemplativos, esos que protagonizan los grandes fracasos de la historia. Nosotros, en cambio, viviremos siempre en pie de guerra contra el escéptico y el ignorante, contra el anquilosado intelectual que se niega a reconocer el valor del noveno arte... y contra nosotros mismos y nuestro estancamiento, por qué no.



El camino se muestra aún largo y lleno de obstáculos, esa es una realidad. Pero ya hemos dado un primer paso hacia el reconocimiento. Que este sea, entonces, un paso inmenso, en donde podamos utilizar todo el impulso que la historieta nacional ha venido tomando desde hace más de cincuenta años. Nuestro país se lo merece.


Por eso, y con todos: FELIZ DÍA DE LA HISTORIETA PERUANA!



César Santivañez

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