En 1955 la revista “Dibujantes” publicó un artículo en el que se hablaba de siete estrellas emergentes: Garaycochea, Quino, Alberto Breccia, Francho, Hugo Pratt, Hernán García, y Roberto Battaglia. Esta mítica publicación argentina fue dirigida por el maestro Osvaldo Laino, quien ahora continua con su labor de difusión de los artistas del lápiz a través de su blog "Historias del Pasado". A él le preguntamos cómo recordaba al joven Joaquín Lavado llegando con su portafolio a las redacciones de la época.
" Quino era un muchacho muy callado y hablaba sin una voz alta como se han acostumbrado mis compatriotas hoy en día, que si no gritan no hay conversación. Recuerdo sus primeros dibujos de humor sin palabras que se publicaron en “Dibujantes” y en una revista de la época llamada “Esto es” donde yo también colaboré esporádicamente. Quino ya se perfilaba como algo especial en esa época. Siempre admiré este tipo de humor. Cuando era director de arte en la revista TEMAS de Nueva York tuve la visita de un joven dibujante mexicano/español que había llegado a la Gran Manzana. Lo habían recomendado para que yo revisara sus dibujos... sus trabajos inmediatamente me recordaron a Quino porque él también lograba su gracia en este tipo de humor "sin palabras". Se llamaba Sergio Aragonés. Inmediatamente le recomendé que fuera a la revista MAD magazine. El resto es historia.
Volviendo a Quino, recuerdo cuando venía a la oficina de la revista “Avivato” de Jorge "Faruk" Palacio, el hijo de Lino, a traer sus chistes (yo formaba parte del plantel) y allí teníamos algunas conversaciones breves.
Recuerdo también cuando preparé una nota especial para “Dibujantes” y la intitulé "7 estrellas del dibujo". Quino fue uno de mis recomendados, además de los otros seleccionados (Garaycochea, Francho, Battaglia, Hugo Pratt, Alberto Breccia y Hernán García). Yo no hacía las notas personalmente, tenía asistentes, y en este caso mi secretario de redacción hacía los enlaces y se comunicaba con ellos. Poco tiempo después me ausentaría del país. No tuve contacto personal con él a mi regreso, sin embargo seguí de cerca su exitosa carrera profesional a través de las distintas publicaciones que llegaban a mis manos. Todo se lo mereció, como se dice en inglés, este "Quiet Man", este joven talento mendocino que aparecía en mangas de camisa en aquellos tiempos en que era costumbre vestir de traje y corbata. Quino no seguía estas reglas, él tenía ya su personalidad definida, incluyendo su vestimenta. Así lo recuerdo”.
Osvaldo Laino, julio del 2009
LaNuez
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