Quizás muchos conozcan a Mordillo pero pocos sabrán que Mordillo (Guillermo Mordillo Menéndez-Buenos Aires, 1932) vivió y trabajo en el Perú, como dibujante publicitario y de tarjetas de felicitación, fue precisamente a instancias de Hallmark que él empezó a redondear sus dibujos, que luego serían su marca de fabrica.
Una entrevista del diario argentino página/12, nos cuenta algunos de los detalles del paso del gran dibujante Mordillo por el país.
La historia de Mordillo es, según sus propias palabras, la de una suma de casualidades. De amores y proyectos que no cuajaron hasta que, finalmente, encontró la fórmula mágica. “Conociéndome, el primero que me aconsejó fue Tulio Lovato, en la redacción de Patoruzú. Me dijo: ‘Pibe, si tenés la oportunidad, andate’.” Es que el dibujante soñaba con trabajar en animación y cuando le ofrecieron probar suerte en Perú, armó las valijas para, de paso, huir de una historia de amor desventurada. En Lima su proyecto no prosperó: no hizo animación, sino ilustraciones en libros infantiles. “Además me enamoré de una chica mitad peruana, mitad alemana, pero tampoco me dio bola”, cuenta. Nuevamente armó las valijas. El impulso viajero lo llevó hasta Estados Unidos, donde consiguió trabajo en los estudios de Paramount Pictures. Participó en la producción de una película de Popeye y en una de Pequeña Lulú. Pero el contacto directo con el oficio que soñaba lo decepcionó. “Me desilusionó la forma en que estaban haciendo animación –explica–. Me parecía muy limitada, si el personaje hablaba se movía la boca y el resto del cuerpo quedaba duro.” Entonces retomó los dibujos de tarjetas humorísticas “de esas que mandás para desear feliz cumpleaños, casamiento, fiestas”.
La entrevista completa AQUÍ.
LaNuez
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