Son fuertes, audaces, incluso inteligentes. Y hay quien entiende que los batmans y supermans de hoy son equivalentes a los héroes clásicos de la vieja Grecia. En los personajes que luchan en la guerra de Troya hay, sin embargo, un halo trágico que impide saber, cuando se enfrentan Aquiles y Héctor, quién es el bueno y quién el malo. Es verdad que algunos de los actuales superhéroes van teniendo una complejidad mayor, pero lo que se necesita ahora es que, con la misma simpleza y eficacia con la que (por ejemplo) Superman resolvía el mayor desastre natural o evitaba un terrible accidente en un pestañeo, vengan ya con sus superpoderes y resuelvan esta fatigosa crisis.
Algunos quizá piensen que esta sociedad es incompatible con el heroísmo: que los fuertes se hacen porteros de discoteca, que los audaces se van a los reality shows y que los inteligentes se disfrazan de listillos para ponerse a vender bonos basura. Pero no, no es bueno el escepticismo y a ninguna parte se va con ese ánimo tan descreído. Los superhéroes están ahí, sólo hace falta tener fe. Y los suficientes ahorrillos para sortear el tiempo que tardan sus superarreglos en hacer efecto.
El País
Tremenda reflexión de El Pais sobre la necesidad de Héroes y gestos heroicos en este mundo actual que parece un poco al Apokolips (el planeta ficticio gobernado por el siniestro Darkseid en los comics DC), recuerdo que alguna vez también la JLA trato de evitar el robo del agua del planeta por parte de un mundo perfecto regido por la "magia", pero el resultado de tanta magia en ese planeta lo había contaminado pues la magia también provocaba residuos contaminantes, así perdieron sus recursos ictiológicos y destruyeron su cadena de alimentación, si cambian la palabra magia por tecnología sabrán a que me refiero. El comic lo leí de chico y fue mi primera lección de lo que podría hacer la contaminación con el mundo, y resulta que no hicimos caso, y no queremos seguir haciéndolo cual manada de Lemmings saltando por el despeñadero. Súmele a esto el nivel de violencia e intolerancia sin ningún freno o reparo con que ahora se resuelven desde minúsculas disputas domesticas, molestias escolares o peleas entre enamorados que ahora engrosan la lista de los motivos por los cuales se cometen homicidios. Esa vocación de Luís XV ("Después de mí el diluvio")no hace una especie mas malvada que los Skrulls.
LaNuez
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