viernes, 14 de octubre de 2005
Intolerancia:Prohiben a Piglet en cafeteria de Gran Bretaña
Dibujos animados generan polémica en Gran Bretaña
" Consejo Metropolitano Civil de Dudley (controlado por los Torys) ha anunciado hoy que, siguiendo una queja de un empleado musulmán, todos los dibujos y artículos de cafetería con pequeños cerditos y "artículos relacionados con cerdos" estarán prohibidos. Entre los objetos verboten se encuentran una caja de pañuelos de un empleado, porque muestra un dibujo del Osito Winnie Pooh y Piglet"
Por Mark Steyn
Hace un año y medio, mencionaba en esta columna el Florentine Boar, una conocida estatua porcina de Derby que el consistorio había decidido no restaurar con el argumento de que ofendería a los musulmanes. Habiendo acabado de ver Looney Tunes: Back in action, en la que el cerdito Porky menciona a propósito que la Warner Bros le ha aconsejado perder el balbuceo, me pregunté si para el preestreno británico sería más fácil simplemente perder al cerdo.
Una lástima, el descenso del Reino Unido a la dhimmitud está más allá de la parodia.
El Consejo Metropolitano Civil de Dudley (controlado por los Torys) ha anunciado hoy que, siguiendo una queja de un empleado musulmán, todos los dibujos y artículos de cafetería con pequeños cerditos y "artículos relacionados con cerdos" estarán prohibidos. Entre los objetos verboten se encuentran una caja de pañuelos de un empleado, porque muestra un dibujo del Osito Winnie Pooh y Piglet[1]. Y, como sabemos, los musulmanes clasifican a los cerdos como "impuros", hasta un cerdo antropomórfico de dibujos animados que lleva una bufanda y una camiseta reluciente y colorida.
Cllr Mahbubur Rahmán está a favor de la medida de ocultar al cerdo. "Es algo bueno, es tolerancia y aceptación de sus creencias y comprensión", declaró. Eso es todo, amigos, como solía balbucear el cerdito Porky al final de los Looney Tunes. Apenas un poco de provechosa censura en aras de la tolerancia y la aceptación.
¿Y qué hay de malo en eso? Como decía el pastor Niemöller, primero vinieron a por Piglet y no dije nada porque yo no era un personaje de Disney[2], y, si lo era, yo soy más de Eeyore[3].
¿Y no lo somos todos? Cuando la reina nombra caballero a un "líder de la comunidad musulmana" cuya opinión acerca de la fatwa de Rushdie era que "la muerte es quizá demasiado fácil", y cuando el Primer Ministro tiene un "consejero" musulmán que niega el Holocausto y piensa que la guerra de Irak fue inventada por una conspiración judeomasónica, y cuando la mujer del Primer Ministro lidera la batalla legal en favor de un código de vestimenta Talibanesco en las escuelas británicas, no necesitas un cerdo para saber qué lado se lleva el bacon.
Hace un par de años, cuando un profesor director de Batley, loco por complacer, prohibía "los libros centrados en cerdos", Inayat Bunglawala, del Consejo Musulmán de Gran Bretaña, comentaba que "no existe categóricamente ninguna decisión escrita en favor de esta opinión. Es una malinterpretación de la orden coránica de que los musulmanes no deben comer cerdo". Bunglawala es el musulmán "moderado" típico - cree que los medios británicos "están controlados por los sionistas", etc - pero en el tema del cerdo, seguramente tiene razón. Parece improbable que ni siquiera las prohibiciones más estrictas del Corán digan algo acerca de Piglet.
Así que estas pocas noticias que aparecen cada semana ahora son significativas, en su mayoría como medida de la apremiante necesidad de los progresistas liberales por rebajarse y como la siempre creciente agresividad por parte de los musulmanes occidentales de poner a prueba su influencia política.
Después de todo, ¿cuán chiflada tiene que estar la voluntad de ofenderse de un musulmán como para ser rechazado por consenso? Apenas el otro día, Burger King retiraba sus conos de helado de sus locales británicos, porque el señor Rashad Akhtar, de High Wycombe, tras una visita a la filial de Park Royal, se quejó de que el remolino cremoso de la tapa se asemejaba a la palabra "Alá" escrita en árabe.
No se parece, no en la realidad, no al menos en el sentido en que un dibujo de adorno pueda parecer vagamente árabe. Después de todo, Burger King no es lo bastante suicida como para lanzar el Alá Helado. Pero, después de que el señor Akhtar animase a los musulmanes a boicotear a la cadena y afirmase que "ésta es mi jihad", Burger King retiró el helado y anunció que, por motivos de diseño, volvía al antiguo dibujo.
La ofensa se encuentra, por definición, en el ojo de quien se ofende. Una vez visité el Freud Museum en compañía de la célebre terapeuta sexual Dra. Ruth, que afirmaba poder ver un pene en todas las obras de arte y muebles del lugar. Pero aún así, cuando sugerí que una escultura se asemejaba vagamente a los genitales femeninos, me puso verde sin piedad.
De igual manera, Piglet es profundamente ofensivo y también lo es vuestro helado de chocolate, pero si una obra de teatro de West End abre con un Jesús homosexual, los cristianos han de ser menos doctrinarios y estirados. Probablemente, los obispos de la Iglesia de Inglaterra estarían deacuerdo con eso si, en su propia tentativa errónea de llegar a los musulmanes, no estuvieran tan ocupados disculpándose por derrocar a Saddam.
Cuando cada acto que hace una cultura transmite debilidad y pérdida de fe en uno mismo, con el tiempo te darán la razón. A largo plazo, estas concesiones triviales son victorias más significativas que volar a los infieles por los aires en el Metro o en los restaurantes de la playa de Bali. Un acto criminal exige al menos la pretensión de seriedad moral, incluso para los apaciguadores más atontados. Pero los pequeños actos de vandalismo cultural corroen el tejido de la libertad casi invisiblemente.
¿Decir que un empleado de un consistorio no puede tener una jarra de café de Piglet sobre su escritorio es realmente una victoria para "la tolerancia"? ¿Y la capacidad de no prestar atención a los cochinillos de los dibujos animados no es lo mínimo que puede esperar Occidente de sus ciudadanos musulmanes? Si el islam no puede "coexistir" ni siquiera con el Osito Pooh o el remolino abstracto de un helado de Burger King, ¿qué probabilidad hay de que pueda coexistir con los principios más básicos de una sociedad plural? Como A. A. Milne casi dijo: "Cambian la guardia de Buckingham Palace / la Ley de Su Majestad es reemplazada por la de Alá".
A propósito, ¿no es enormemente ofensivo para los wahabíes británicos tener un jefe de estado que es mujer y que no se cubre la cabeza?
Dudo de que la Oficina de Correos se dé prisa en sacar otra tirada de sellos conmemorativos del Osito Pooh, o de que la BBC reviva a Pinky y Perky[4]. Hace 40 años, la minoría islámica de Gran Bretaña no tenía cifras como para prohibir a Piglet o cambiar el menú del Burger King. Hoy sí. ¿Qué será juzgado "inaceptable" en interés de "la tolerancia" dentro del 20 o incluso de cinco años?
Que el estado no tiene idea real de qué hacer para integrar a los elementos más rencorosos de su demografía de rápido crecimiento lleva claro desde el 7 de Julio. Pero en algún momento, los británicos tendrán que preguntarse - mientras aún esté permitido debatir la cuestión con mayor o menor libertad - cuánto de su país están dispuestos a perder. El Bosque de los Cien Acres[5] no es el terreno sobre el que uno elegiría ponerse firme, pero de aquí en adelante sólo puede ser más difícil.
© copyright Mark Steyn, 2005
[1] El cochinillo del Bosque de los Cien Acres en los dibujos del osito Winnie.
[2] Parafrasea la sentencia del pastor Martin Niemöller acerca de los Nazis,
"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron a por mí, pero para entonces ya no quedaba nadie que dijera nada".
[3] Alusión de nuevo a la sentencia del pastor Martin Niemöller, utilizando a otro de los personajes de los dibujos animados de Winnie, Eeyore el burro.
[4] Cerditos de guiñol que cantaban en los programas infantiles de TV en los años 60.
[5] Escenario de los dibujos animados de Winnie y Piglet.
Fuente: El Diario Exterior
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Pobre cerdito. La ilusion de los niños debe sucumbir ante la intolerancia de los adultos.
ResponderBorrarAqui deben censurar a los cerditos de la politica oink oink
Cosas del itinerario multicultural que se han trazado nuestros intelectuales. Con eso de que en occidente todo es malo entonces hay que ceder para que los pacificos seres del exterior no se sientan ofendidos.
ResponderBorrarTraté la noticia en profundidad en uno de mis posts. Pueden leerlo en mi blog bajo el título de Jamon y Paz.
Interesante el punto de guille, ahora resulta que ni en su propio país los ingleses pueden ejercer de tales.
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