Un articulo de Raúl Fernando Zuleta
¿Es entonces la caricatura arte? En principio, la respuesta es sí. Sin embargo, la argumentación contiene varias aristas. Tradicionalmente, se considera arte a la habilidad de hacer algo a través de una técnica artística y tal aspecto lo comparte la caricatura, pero el arte actual ya no se define desde esos términos. ¿Qué habilidad hay en La Fuente de Marcel Duchamp o en la Brillo Box de Andy Warhol, como diría Arthur Danto? Por ello, ¿cómo definir que la caricatura es arte sin considerar la elaboración técnica? La respuesta está en las ideas: hoy el arte contemporáneo se define por la ideas que subyacen en él y lo que enuncia. En este sentido, el artista y teórico Luis Camnitzer afirma que el arte es la solución de un problema; y ese problema es una idea conceptual que se soluciona a través de la obra. De esta misma manera, opera la caricatura: concibe un problema y lo soluciona gráficamente.
...Si bien la caricatura actual (que incluye sus diferentes categorías, como humor editorial, humor grafico, fisonomía, historieta, etc.) cuenta con un altísimo nivel, tanto en sus estrategias visuales como en las ideas que desarrolla, porque ambos aspectos serían suficiente argumento para considerar que la caricatura puede incluirse dentro de la esfera del arte y convertirse en una propuesta visual aportadora al contexto del arte contemporáneo; sin embargo, la caricatura tiene que remediar una gran falencia, situación en que el arte lleva una enorme ventaja. Es paradójico cómo se nota la poca disposición demostrada por colegas caricaturistas para la participación en espacios de reflexión académica, con lo que menosprecian el componente teórico que rodea las manifestaciones artísticas, y, en este caso, a la misma caricatura. Este es quizás el vacío más grande con que cuenta la caricatura actual, y mientras los caricaturistas, en este sentido, tengan pocos argumentos y exista una carencia de teóricos que reflexionen sobre este tema, o galeristas y curadores que no apuesten por exposiciones en espacios de relevancia, la caricatura seguirá teniendo un papel muy secundario. Es en este punto que se pone en evidencia la necesidad urgente de la reflexión.
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