Dice Mario Lucioni
Pedro Challe, hijo estilístico de la deformación alemana y la languidez francesa, que pasará a la historia como el más narrativo de los dibujantes del período y como aquel que en su sección La semana cómica (1912-1932), logró representar todos los matices del mestizaje racial peruano, ahí donde los otros sólo veían blancos o negros. Frente a otros dibujantes limeños que ante la acelerada modernización del período eligen mostrar una Lima inmutable, detenida en sus tradiciones, Challe hará crónica desconcertada o irónica del cambio. Asimismo, su retrato de Lima como una ciudad disfuncional en la que cada clase social es dañina o está fuera de sitio, permanece aislada no sólo en la historieta, sino en cualquier otra manifestación artística peruana hasta los primeros años veinte.Imagen de la Revista "Variedades", proporcionada por Vladimir Gonzalez
Será también Challe quien en 1912 crea la primera serie peruana, «Cinema», protagonizada por un chiquillo malcriado y agresivo al que las palizas no educan en lo más mínimo, y que frente a la posibilidad de que el chiquillo elija como víctima a su propio padre, será interrumpida (tras 9 episodios) por la revista (a ello se debe la presencia de tantos tíos en vez de padres y madres en la historieta estadounidense de las primeras décadas del siglo XX). A ella le seguirá «Instantáneas», que con el escenario de la primera guerra mundial revela que los europeos no son menos caóticos que los peruanos. También en 1916 aparece «Historia del Perú en guasa» (término antiguo que significa «en broma») realizada por Juan Marcoz Sarrín en la órbita estilística de Challe y que alcanza casi un año de duración.
Mario Lucioni, La Historieta Peruana, Revista Latinoamericana de Estudios sobre la Historieta
LaNuez
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