Nota aparecida en el diario La República de hoy a partir de nota de EFE.
Túnez: Director de TV va a juicio por transmitir la película Persépolis
Del 2000 al 2003, la autora iraní Marjane Satrapi publicó una historieta donde revela el cómo el autoritarismo terminó por atrapar a su país, un autoritarismo que –al día de hoy, continúa. La historieta se llama Persépolis y en 2007 fue adaptada a una película de animación. Dicha cinta fue transmitida el 7 de octubre del 2011 por televisión en Túnez y, por esto, hoy empezó un juicio al director del canal responsable.
El tribunal de primera instancia de Túnez procesa a Nabil Karwi, director del canal Nessma TV, pues afirma que Persépolis –ganadora del Premio del Jurado en el festival de Cannes- atenta “contra los valores sagrados y la moral y por perturbar el orden público".
La defensa estuvo representada por unos 40 abogados, bajo la coordinación por el ex presidente de la Liga Tunecina de Derechos Humanos, Mujtar Trifi, y la abogada Radia Nasrawi. Cuentan con el apoyo de la Federación internacional de Ligas de Derechos Humanos, Amnistía Internacional y el sindicato de periodistas tunecinos.
Dichos abogados recibieron agresiones verbales y físicas de extremistas religiosos que se manifestaron en la puerta del Palacio de Justicia.
Dato:
También son procesados por la emisión un trabajador del canal y el traductor al dialecto tunecino de la película. (Con información de EFE/ La República.pe)
La intolerancia va en aumento en el mundo... islámico.
ResponderBorrarEfectivamente. La intolerancia, el terrorismo y todos los males del mundo solo y exclusivamente les corresponden a los pueblos islámicos, africanos y sudamericanos. En cambio las virtudes y los honores más altos de la humanidad son de propiedad exclusiva de Occidente (Estados Unidos y sus satélites europeos) quienes son los únicos que merecen quedar vivos en esta tierra. ¡Abajo todos los que no sean occidentales (con excepción de los judíos quienes, sin serlo, tienen un estatus superior al de seres humanos)! God save de King, in God we trust. Son los lemas de dos países anglosajones muy conocidos pero ellos jamás, nunca, podrían ser calificados de fundamentalistas religiosos.
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