En verdad andaba medio amargo cuando hice esta portada, me parecía como a todos, cuando somos jóvenes, que los adultos de mi época eran sumamente castradores (no como ahora que hasta te prestan profilácticos, ja), y basaban su educación en el sentimiento de culpa que podian producir en sus crias, pero mejor lo dejo ahi antes de meterme en honduras de las cuales capaz ni yo mismo ahora saldría bien librado. La técnica es plumilla, tinta china y mucha paciencia.
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